El Gobierno nacional volvió a abrir el debate sobre el futuro del Monotributo, un régimen del que dependen más de 4 millones de pequeños contribuyentes en todo el país. Aunque no existe un anuncio oficial, distintas fuentes del Ministerio de Economía confirmaron que el sistema está bajo revisión y que se evalúa reemplazarlo por un esquema más simple y más cercano al régimen general.
La discusión se centra en las distorsiones acumuladas a lo largo de los años. Según plantean funcionarios involucrados en el análisis, la enorme brecha entre el Monotributo y el régimen general desalienta el crecimiento: muchos contribuyentes evitan facturar más por miedo a saltar de escala y enfrentar cargas impositivas muy superiores.
Entre las alternativas que circulan dentro del Gobierno aparece la posibilidad de crear un modelo gradual, con escalones más progresivos y actualizaciones automáticas que acompañen la inflación. También se estudian cambios en los aportes jubilatorios y en la estructura de obra social, dos puntos que hoy generan reclamos tanto en profesionales como en emprendedores.
Las organizaciones que representan a trabajadores independientes advierten que cualquier reforma debe contemplar la inestabilidad de los ingresos y la vigencia de un sistema que, a pesar de sus fallas, permite sostener actividades de baja escala. Señalan además que la economía aún no ofrece un marco de previsibilidad suficiente como para absorber modificaciones profundas.
El Gobierno aclaró que, por ahora, el Monotributo continúa vigente y que no habrá cambios inmediatos. Sin embargo, la posibilidad concreta de una reforma integral ya instaló preocupación en comerciantes, cuentapropistas y prestadores de servicios, que esperan definiciones claras antes de fin de año.
